Habréis oído muchas veces la frase «lo barato sale caro» o «nadie te da duros a pesetas» pues estas afirmaciones ancestrales siguen teniendo parte de verdad. El «total free» que ha proliferado también en el sector TI ha servido para que algunas herramientas tecnológicas estuviesen al alcance de todos los usuarios. Si bien es verdad, que éstas, en la mayor parte de las ocasiones, cumplen su objetivo en escenarios limitados o en un nivel de uso más particular que corporativo.

La gratuidad en las versiones de productos tecnológicos es interesante a modo de prueba y para democratizar el uso de la tecnología.

Desde Optima Solutions y con la experiencia que nos ha dado los años, podemos decir que existen escenarios donde el pago por uso de las herramientas de soporte y acceso remoto es vital para la atención y soporte de alto nivel o profesionalizado.

Muchos de los software en su versión gratuita disponen de una limitación en el tiempo de conexión por lo que si la intervención remota se alarga, tu cliente puede quedarse “colgado” o tendrá que reiniciar la conexión y perder el hilo de la comunicación. Todo esto conlleva costes asociados tangibles e intangibles en relación al tiempo perdido o a la imagen poco profesional que se proyecta en el cliente, que en muchas ocasiones las empresas no tienen en cuenta.

Otra de las situaciones que podemos encontrarnos es su difícil instalación y configuración, una traba para los técnicos de soporte y los propios clientes que tienen que emplear mayor tiempo en su puesta en marcha.

Quizá, una de las limitaciones que más puede afectar a una empresa es la que se refiere al número de equipos a los que acceder. La limitación de acceso provoca que las empresas cuyo core de negocio es la gestión de grandes parques de servidores, tengan que utilizar parches para poder cubrir todo el servicio de soporte.

El caso extremo es el uso de varias herramientas gratuitas a la vez para aprovechar las funcionalidades que no están limitadas de cada una de ellas, y así poder dar un servicio completo en “apariencia” con un mix de herramientas que hacen más farragoso el trabajo de los operadores.

Desde nuestro punto de vista,este “encaje de bolillos” puede resultar un riesgo añadido a la hora de que tu cliente se percate de la situación y entienda que ellos pagan un coste por el proyecto y no se esté utilizando una solución tecnológica completa y homogénea a la altura de las circunstancias.

En esta misma línea, hay limitaciones que inciden en la reputación corporativa y que proyectan una imagen menos profesional, puesto que muchas de las herramientas gratuitas muestran mensajes sobre su propio uso que interrumpen tanto al operador como al cliente. Situación que puede suscitar al cliente serias dudas sobre el proveedor que se está utilizando y su garantía de seguridad.

Otro de los inconvenientes en el uso de software de soporte gratuito es la falta de seguridad durante la comunicación, carencia que puede generar en el cliente un miedo bastante comprensible a la vulnerabilidad de su red corporativa.

La disponibilidad del servicio es otro de los aspectos que puede verse comprometido, ya que algunas de estas herramientas están soportadas sobre servicios cloud de segunda línea que implican la reducción en la velocidad del servicio o interrupciones en la conexión cuando se supera un límite de tiempo en el uso.

Si te hemos convencido con estas razones y quieres dar un servicio más profesionalizado, no dudes en usar tecnologías de coste. ¿Te ayudamos? Contáctanos AQUÍ

Lo gratuito funciona en muchos escenarios, pero cuando hablamos del valor de tus clientes tienes que sopesar los costes ocultos (que a primera vista siempre se escapan) pero sin duda alguna, también inciden en la rentabilidad de tus proyectos.

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