Hoy quiero contaros tres razones de peso para teletrabajar en verano, ahí van (sin paños calientes) :

Evitar la teletransportación al Polo Norte

En verano el aire acondicionado convierte las oficinas en pequeños ecosistemas polares que los que aún no han cogido  las vacaciones no se alegran  tanto de disfrutar como pingüinos encorbatados mientras observan con la mirada perdida como el sol de julio quema literalmente las aceras.

Si no quieres convertirte en el empleado congelado del año y rescatar el plumas del  armario la mejor opción es teletrabajar y regular tú  mismo el termostato de tu despacho en casa. Evitas querer comerte como en Viven al típico compañero caluroso y además evitas que tus amígdalas cobren vida propia. ¡Todo son ventajas!

Evitar coincidencias non gratas

Unas oficinas se convierten en la Antártida y otras en desiertos donde no queda ni un alma y el único oasis se convierte en  la esperanza de coincidir  en tu tiempo de trabajo con aquel compañero que empatizas y no exclusivamente con ese compañero plomizo que te cuenta batallitas. Aguantar día tras día la soledad de la oficina con un compañero non grato se puede convertir en una pesadilla veraniega aun no catalogada en ningún libro de Allan Poe.

No me digáis que nunca os ha pasado…llegar incluso a crear un vínculo de síndrome de Estocolmo con ese compañero pesado. Y es que lo que ha unido agosto que no lo separe nadie ¿O sí? El teletrabajo siempre puede ayudarte.

Ahorrar tiempo de desplazamientos y disfrutar de tu maravillosa familia

En verano la familia suele estar al completo pululando por casa; si no tienes la mala suerte de que tu suegra se apunte de invitada cada día porque tienes piscina en tu comunidad y tus hijos se entretienen jugando a la Wii, teletrabajar te da la oportunidad de no perder tiempo innecesario en desplazamientos y así al acabar la jornada ya tienes una horita extra para darte un chapuzón, para echarte la siesta cual Homer Simpson o puedes aprovechar si estas teletrabajando desde un lugar de vacaciones  para  unirte a los planes playeros al finalizar la jornada.

Teletrabajar  se puede convertir en la pieza clave para unirte a tu familia los meses de verano (incluida la suegra, el perro, la vecina del cuarto que no tiene aire acondicionado y los amiguitos de tus hijos que vienen de visita) o para preferir volver a la oficina como un pingüino despechado. ¡Tú decides!

Desde mi experiencia de años teletrabajando en verano puedo deciros (ahora que nadie me escucha) que evitarse el madrugar una horita antes y alargar el ocio nocturno, acabar la jornada con el trikini ya puesto para bajar a la piscina o chapotear en la playa, no tener que ponerse el rimmel y empezar a trabajar en pijama, atracar la nevera a por un helado entre videoconferencia y llamada del jefe es lo que le da la calidad a la película como diría Angel Sanchidrian.

No quiero tampoco mentiros, a veces escuchar a Pepa Pig de fondo (este sería mi caso) no ayuda a la concentración y a veces (solo a veces) preferirías haberte puesto el rimmel, haberte quitado el trikini, haberte puesto el plumas y que tu compañero non grato te hubiese contado una de sus batallitas junto a los pingüinos con tal de no aguantar a la abuela, a la vecina y al perro.

A vosotros ¿Nunca os ha pasado?

En Optima Solutions teletrabajamos con un software que nos permite al equipo estar conectados en tiempo real al escritorio remoto y a nuestros compañeros vía chat.

Yo estoy contenta. ¿Te animas a probarlo? Solo apto para valientes que odien los pingüinos.

Leave this field blank

¿Quieres más información?

Comparte en redes